Una semana inolvidable…

Campamento de Chiclana

“¡¡Qué bien se está aquí junto a ti, Señor!! Qué de gracias nos tenías preparadas para todos: niños, monitores, consagradas, sacerdote. Todos nos hemos sentido bendecidos por tu mano cariñosa y por tu Corazón que es bueno siempre y con todos”.

Tuvimos dificultad para encontrar lugar para el campamento, no era fácil encontrar un lugar para 111 personas y costó un poco, pero es que el Señor nos tenía preparado un sitio precioso, rodeado de montañas, en el corazón de Málaga. En Coín. En la Granja Escuela Hacienda Albuquería.  Un sitio estupendo y con unas instalaciones magníficas. Aunque hemos sufrido de llena la ola de calor no lo hemos notado demasiado porque teníamos la piscina que hemos aprovechado al máximo.

Transformamos una terraza abierta a la naturaleza en una capilla donde tras la Misa del primer día íbamos diariamente en varios momentos del día para estar con el Señor: la oración de la mañana y la Eucaristía diaria. Luego los niños iban libremente a visitar al Señor y a escribirle cosas que dejaban a sus pies en unas cajas con el nombre de Jesús y María, según a quien se dirigiesen.

Hemos hecho muchos juegos: deportivos, de agua, de grupo… pero los más esperados eran los nocturnos. Uno de ellos por aclamación de los niños, tuvimos que repetirlo en la última velada. ¡¡Cómo les gustó!! La verdad es que los monitores disfrazados lo hicieron fenomenal.

Por las noches, los que querían, ¡¡y fueron muchos!! nos quedábamos a rezar el Rosario a la Virgen, a la luz de las estrellas. Apagando las luces, las estrellas empezaban a cobrar su brillo precioso y  aparecían por todos partes. Los niños pedían sin reparo por sus familias. Y la Virgen, seguro, escuchó sus oraciones.

Sin embargo, como siempre, el momento más impresionante para todos fue la Hora Santa que tuvimos por la noche el día que hicimos una marcha al monte. Antonio Jesús, nuestro Sacerdote, ayudado por algunos monitores transformaron la capilla y pudimos estar todos muy cerca de Jesús abriendo nuestros corazones casi tanto como tiene abierto Él el Corazón.

Este año, quisimos destacar de una manera fuerte el domingo, el día del Señor, que cayó en la mitad del campamento. Ese día todo fue distinto, colocamos la Misa en el centro del día y por la tarde tuvimos una feria con atracciones y juegos por los que los niños obtenían puntos que luego podían canjear por chuches. Fue un día redondo. Un día precioso: el día del Señor.

Al final los niños querían ver a sus padres pero se querían quedar un año entero ahí… Nos tuvimos que ir, no quedaba más remedio. Pero el año que viene, si Dios quiere, volveremos.