Fátima ’22 – Crónica

Como todos los años, los jóvenes de nuestra diócesis se han vuelto a poner en camino a Fátima, aprovechando los recientes días de fiesta de finales de octubre. Y, también como de costumbre, los días de la peregrinación han estado llenos de frutos de la gracia de Dios. Fátima es verdaderamente un lugar de bendición y de presencia de la Santísima Virgen, y así lo han podido experimentar.
El pasado día 29 de octubre los jóvenes partieron desde muy diversos lugares de la diócesis, tales como Cádiz, San Fernando, Chiclana, Puerto Real, Algeciras e incluso de otras localidades de fuera de la diócesis, para llegar a Fátima lo antes posible aquel mismo día.

Después de las preceptivas paradas, pudieron saludar pronto aquella tarde a la virgen en el lugar de las apariciones y tuvieron la gracia de celebrar la santa misa en aquel mismo lugar. Como siempre que comienza esta peregrinación, los jóvenes recibieron catequesis y una breve presentación del hondo significado de aquel lugar y del secreto revelado allí por la Virgen. El mismo día, por la noche, participaron igualmente en el rosario de antorchas de la noche, que siempre es como uno de los principales momentos de gracia en esta peregrinación. Por último, como cada noche, finalizaron con una breve velada, que tuvo que ser así porque ya no llegaban las fuerzas.

El domingo 30 supuso un cambio respecto a otros años, y la novedad trajo sorpresas y numerosas bendiciones. La mañana la dedicaron a una visita a la comunidad del cenáculo de Fátima, una comunidad formada por jóvenes que han sufrido el pecado en su ida de forma muy honda. En aquel lugar crecen en el conocimiento de Jesucristo como su salvador y se recuperan y reforma de una vida muy alejada del Señor. Allí, acogen a grupos como el de nuestra diócesis y dan un sincero testimonio de salación que resulta profundamente iluminador sobre la misericordia de Dios. Así lo recibieron los jóvenes de nuestra diócesis, que reconocen haber vivido allí un momento de conversión particularmente especial.

También tuvieron la ocasión, una vez recibido este testimonio, de celebrar una hora santa para encontrarse precisamente con Aquel que nos salva. En la parroquia matriz de Fátima, donde los pastorcitos vivieron su vida de fe, fueron bautizados, recibieron la comunión y adoraron a Jesús escondido en el sagrario, también nuestros jóvenes adoraron a Jesús en el sacramento.

Fue un día especialmente eucarístico, pues por la tarde participaron además de una procesión con el Santísimo Sacramento por la explanada de las apariciones, una experiencia nueva para nuestros jóvenes en Fátima pero que todos han reconocido como un momento de especial encuentro con el
Señor. Después, como de costumbre, completaron el día con la catequesis, la misa dominical y el rosario de antorchas, para acabar con una velada mucho más animada en el albergue Palo VI, donde se alojaron.

La peregrinación finalizó el lunes día 31 con el tradicional vía crucis, que todos los jóvenes aprecian especialmente por ser un momento de recogimiento muy especial. Es siempre un momento de conversión, con confesiones constantes, y de contemplación profunda de la Pasión del Señor. Al final, una vez celebrada la santa misa, partieron de vuelta a la diócesis, teniendo el rato de catequesis y para el rezo del rosario en el autobús de camino a casa.

Han sido unos días de muchas gracias de Dios, de mucho trabajo entregado de todos aquellos que ayudaron con algún cargo a la organización y de una enriquecedora convivencia diocesana de la que esperamos que surjan aún más lazos de amistad caridad entre nuestros jóvenes, todo gracias a Nuestra Señora de Fátima.

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