Noche de Vigilia en el Monasterio de las Concepcionistas

Cuando la Cruz de Peregrina y el Icono de la Virgen llegaron a Cádiz fue recibida por una multitud en el muelle; de igual manera fueron multitudinarios, tanto su traslado por las calles hasta la plaza de la Catedral, como el concierto-oración del grupo Ixcís dentro del primer templo diocesano.

Sin embargo, quizás no haya tanta noticia de esos otros momentos en los que grupos más pequeños se congregaban junto a la Cruz y el Icono para orar. Hay que recordar que durante los diez días que disfrutamos de estos símbolos de fe entre nosotros, en ningún momento se encontraron solos en la espera de la siguiente actividad. Especialmente durante las noches, se organizaron turnos de vela que aseguraban la oración continuada en esta peregrinación.

La primera noche, del viernes 25 al sábado 26 de marzo, se programó en el Monasterio de Ntra. Sra. de la Piedad, donde nos acogieron las Hermanas Concepcionistas con estas palabras:

Queridos hermanos y hermanas sed bienvenidos todos a vuestra casa.

Nos llena de mucha alegría el poder tener hoy entre nosotros la cruz de los jóvenes, esta misma cruz que ha viajado ya por tantas partes del mundo llevada por tantos y tantos jóvenes, como vosotros, que os estáis acercando a Jesús para conocerlo.

Era en 1984, Año Santo de la Redención, cuando el Papa Juan Pablo II decidió que tenía que estar una cruz – como símbolo de la fe – cerca del altar mayor de la Basílica de San Pedro, donde todos pudiesen verla. Así fue instalada una gran cruz de madera, de una altura de 3,8 m, tal como él la deseaba y que ahora estamos viendo con nuestros propios ojos.  

Al final del Año Santo, después de cerrar la Puerta Santa, el Papa entregó esa misma cruz a la juventud del mundo. Éstas fueron sus palabras en aquella ocasión:

“Queridos jóvenes, al clausurar el Año Santo os confío el signo de este Año Jubilar: ¡la Cruz de Cristo! Llevadla por el mundo como signo del amor del Señor Jesús a la humanidad y anunciad a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención”.

Desde entonces ha estado en Europa, América, Oceanía y multitud de cristianos han podido estar con ella celebrando su fe, hoy, por fin, la tenemos en Cádiz y feliz coincidencia, precisamente en el año en que nosotras estamos celebrando el V Centenario de nuestro estilo de vida fundada por Santa Beatriz de Silva. Ella que siendo joven decidió dejarlo todo, e incluso la vida de un palacio, para estar junto a Dios y decirle si a los planes que Él tenía sobre ella y todas nosotras.

Como podemos ver, junto a la cruz viaja también, desde el año 2003, este Icono de María, lo cual nos llena también de mucha alegría, porque nos recuerda el profundo amor que el Papa Juan Pablo II tenía a la Virgen y porque esta casa es casa de la Virgen María, por tanto este Icono ha venido a su casa. Esto fue lo que dijo cuando lo entregó: “De ahora en adelante, juntamente con la Cruz, este Icono acompañará las Jornadas Mundiales de la Juventud. Será signo de la presencia materna de María junto a los jóvenes, llamados, como el apóstol san Juan, a acogerla en su vida.”

Os invitamos precisamente a esto, a que la acojáis en vuestras vidas juveniles y que no se os olvide este rato con la Cruz que esta noche os une con todos los jóvenes del mundo que ya han estado con ella y que estarán en la próxima jornada en Madrid.

Tras la acogida, se expuso el Santísimo Sacramento, y los jóvenes participantes en el Encuentro Diocesano de Juventud tuvieron la primera vigilia de oración que cerraba este día; dando paso a los turnos de vela que cubrían los siguientes grupos:

  • Las monjas concepcionistas, animaron la oración contemplativa centrada en el Misterio de la Cruz, en la que participó también la comunidad seglar.
  • Un nutrido grupo convocado por el Secretariado Diocesano de Cursillos de Cristiandad continuó con el siguiente turno hasta las tres de la madrugada
  • Dando paso a la Orden Seglar Servida, que en mitad de la noche tuvo un momento tierno de oración a la Santísima Virgen, meditando sus dolores en un Via Matris muy participativo.
  • Seguidamente las Comunidades Neocatecumentales de la Parroquia de Santa Cruz, rezaron el Oficio de lectura.
  • Completaron los turnos de esta noche la Renovación Carismática que tuvo una oración de alabanza, a la que llegaron de distintos grupos y pueblos de la diócesis.

Las hermanas estuvieron presentes toda la noche, arropándonos y sosteniendo nuestra oración, haciendo de esta Casa de María espacio de oración para todos y lugar de encuentro con el Dios de Jesucristo. Muchas gracias.